miércoles, 29 de octubre de 2008

CAMBIAR EL MUNDO SOLUCIONANDO UN PROBLEMA, por Sergi Vallés


Al redactar un artículo siempre intentamos no repetir demasiadas veces la misma palabra.
No lo conseguiré. Escribiré PROBLEMA 20 veces, sin contar ésta.

Mil veces hemos hecho oído la pregunta "¿Qué prefieres salud, dinero o amor?" Pues que vamos a querer: todo, y porqué no, si nos lo merecemos. Su ausencia nos da muchos problemas y si nos preguntan cuales son los peores, una gran mayoría coincidiríamos en que son, los que no tienen solución. Estos provocan situaciones tan duras y dolorosas que todos los demás problemas desaparecen, o casi, y de un modo espontáneo. ¿No podría producirse esa desaparición espontánea sin que tuviera que aparecer un problema grave? Es fácil pensar que sí, pero quien debe decidirlo es el propietario del problema y casi nunca lo hace.

¿Cuesta tanto que un humano decida que su problema desaparezca? Joder no es tan difícil, no pido un milagro. No digo que desaparezca el hecho que constituye el problema, aunque si lo hace mejor, si no es posible eliminar la causa, pues que siga en nuestra vida, pero que deje de ser un problema, que deje de provocarnos ansiedad, tristeza, frustración o preocupación.

Si no somos capaces solos, tal vez podamos acompañados. Sería más fácil con alguien a nuestro lado, en el maravilloso proceso de encontrar la solución del problema, de cambiar la manera de ver el problema, de hacer las preguntas que nos obliguen a dar la respuesta al problema.

¿Qué cantidad de infelicidad provocan los problemas solucionables en un humano medio que
carece de problemas graves sin solución? Pues entre bastante y mucha. Y casi toda esa infelicidad la provoca un solo problema: el principal.

¿Qué te costaría acompañar a una sola persona en el maravilloso proceso de encontrar la solución de su problema principal, de cambiar la manera de ver su problema principal, de hacer las preguntas que le obliguen a dar la respuesta a su problema principal? Pues entre nada y poco. Y de un plumazo desaparece la mayor parte de su infelicidad.

Teoría del problema principal: Si cada persona invierte entre nada y poco en acompañar a otra persona que recibirá entre bastante y mucho: Todos acompañaremos y seremos acompañados. Sin coste alguno millones de personas serían mucho más felices.

Pero aún quedan los problemas sin solución. No sé que decir ni hacer, pero seguro que millones de personas más felices, serán capaces de acompañar y dar mucho amor a quienes tienen problemas realmente graves y sin solución.

Me falta escribir 2 veces más la dichosa palabra. Pues ahí va eso: Un problema sin solución puede pasar a ser un problema con solución. Si todos lo creemos, se puede hacer realidad.


Sergi Vallés

sábado, 25 de octubre de 2008